Las reglas etimológicas nos sirven para conocer cuál ha sido el camino que han seguido las palabras latinas hasta llegar a convertirse en los vocablos que usamos hoy en día. Las reglas etimológicas derivan de la combinación de una serie de factores principalmente fonéticos que condicionan los cambios que se producen en el léxico de una lengua desde una perspectiva histórica. Algunas de las principales reglas etimológicas que debes conocer son las siguientes:
· La f- inicial latina dio lugar a nuestra “h”, pues dejó de pronunciarse.
· La –o- y la –e- breves latinas se convirtieron en los diptongos –ue- e –ie-, respectivamente.
· El diptongo latino –au- evolucionó hacia –o-.
· Las consonantes oclusivas sordas entre vocales (sonidos p, t, k) se sonorizaron (sonidos b, d, g).
· La consonante final de palabra del caso acusativo, que es la forma de las palabras desde la que parte su evolución etimológica, se perdió.
Algunos ejemplos que pueden ilustrar las reglas anteriores son los siguientes:
Formicam: hormiga
Vitam: vida.
Rotam: rueda.
Farinam: harina.
Fabam: haba.
Causam: cosa.
Ficum: higo.
Taurum: toro.
Ferrum: hierro.
Los términos latinos enriquecen considerablemente el caudal léxico de nuestra lengua y de nuestro propio vocabulario. Fijémonos, por ejemplo, en la serie de palabras derivadas que podemos obtener de algunos de los términos latinos anteriores: vitalicio, vital, vitalista, vitalismo, rotar, rotativo, rotación, taurino, tauromaquia, ferroso, ferretería.